Aquí una situación típica, cuando habla él el problema se centra en la falta de apetito sexual de su pareja, cuando es ella la que habla aparecen todas las circunstancias sociales y domesticas. Ella con los pies en la tierra y el en sus fantasías.
La relación en pareja y el costo-beneficio

Actualmente es normal que mujeres como la del ejemplo con el que iniciado el artículo trabajen en casa y en la calle y hombres que trabajen solo en la calle y hagan”algo”en casa, pero muy escaso.
Pienso al plantear esto que más de uno que autoanalice su balanza dirá que es él quien esta perdiendo más en base a sus costos, pero no debemos olvidar que a nivel particular todos creemos hacer mucho más de lo que realmente hacemos y sobretodo que estamos muy educados en ideas como “las tareas domésticas son de la mujer” y solo asumimos ciertas tareas, el resto como que no. No las aceptamos como responsabilidades propias.
Cuando la balanza la analizamos con las actividades sexuales, la mayoría de los hombres coincidimos en que las víctimas del disbalance somos nosotros. Nosotros “hacemos más” por la relación sexual de la pareja, – si por ella fuese en esta casa se haría (el coito) una vez al mes- esta frase se repite en una y otra pareja. Sin embargo, cuestiono, ¿cómo va a desear sexo una mujer con el disbalance doméstico que acarrean y con la poca erótica que se suele dar en nuestra cultura?
El equilibrio de esa balanza no viene por la vía de exigir más sexo sino por la de dar más, asumir más costos y hacer que la otra persona se sienta beneficiada, seguro que más relajada de trabajo y con más erótica acaba sintiendo deseos y por tanto te dará más beneficios.
Al final muchas cosas en la vida guardan la misma relación, cuanto más doy más recibo.
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