En realidad, es un caso de dolor en el coito, este concretamente, muy raro de ver, pues se trata de un Síndrome de atrapamiento del nervio Pudendo. Rodrigo Lema C. y Paolo Ricci A. de la Unidad de Ginecología, Departamento de Ginecología y Obstetricia, Clínica Las Condes, dicen en su artículo sobre dicho síndrome: «El atrapamiento del nervio pudendo comprende un síndrome descrito por primera vez en 1987. Entre los múltiples motivos de consulta se encuentra principalmente el dolor perineal y/o pelviano, lo que puede asociarse a disfunción urinaria, anal e incluso sexual. Las tres ramas terminales poseen en diferente proporción fibras motoras, sensitivas y autonómicas. Por ello su atrapamiento puede causar signos y síntomas de expresión en cualquiera de los tres ámbitos. En total se estima que el 30% es autonómico y el 70% es somático (50% sensitivo y 20% motor). El dolor es la causa más común de consulta. Clásicamente se describe como perineal, que se agrava al sentarse, disminuye o desaparece al estar de pie, habitualmente ausente al acostarse, y no compromete el sueño.»
La joven que me consultó llevaba un amplio recorrido por varios ginecólogos sin obtener diagnóstico ni tratamiento, si bien no me voy a poner la medalla de haberla diagnosticado pues fue ella misma la que me puso en la línea ya que traía varios artículos encontrados en Internet.
Su caso en resumen es el siguiente: A raíz de un primer parto con cesárea en el que tuvo un gran desgarro vaginal comenzó a sentir fuertes dolores en la zona pélvica que se agravaba al sentarse, tenía que utilizar un flotador para no sentir tanto dolor. Tras ese parto tuvo otro normal y sin graves problemas.
Perdió sensibilidad en la zona llegando incluso a no sentir ni las ganas de orinar ni de defecar y desde luego no sentía nada con los tocamientos en genitales. Las relaciones le resultaban del todo imposible pues el dolor le impedía excitarse y con el tiempo fue perdiendo el deseo, a pesar de haber sido siempre una mujer bastante activa y con un buen deseo sexual.
Sexológicamente hablando le propuse un tratamiento de modificación de conducta pues su juego sexual era, desde siempre, muy rápido, muy de ir directamente a la penetración, casi sin otro tipo de estímulos y esto se cambió lo que mejoró su deseo. Le propuse alguna ayuda farmacológica y la volví a derivar a su ginecólogo. Actualmente está en tratamiento en la Unidad del Dolor de un Hospital de nuestra zona.
Mi web: pedrovillegas.es
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