Actualmente sabemos por diferentes estudios que entre un 10 a un 52% de mujeres presentan alguna disfunción sexual a lo largo de su vida y más frecuentemente aparecería el bajo deseo sexual entre las mujeres adultas.
La disminución o ausencia de deseo sexual representa un problema importante que tiene implicaciones sustanciales para la calidad de vida de las mujeres, su sentido de bienestar y sus relaciones interpersonales.
También se ha mostrado que las mujeres postmenopáusicas con trastorno del deseo sexual hipoactivo experimentan más problemas de salud, incluyendo más alteraciones de la salud aparejadas a la situación de la menopausia y son casi dos veces más propensas a informar fatiga, depresión, problemas de memoria, dolor de espalda, y una calidad de vida más baja.
Además, son más propensas que las mujeres con deseo normal a estar de acuerdo con enunciados que expresan estados emocionales o psicológicos negativos, incluyendo sentimientos de frustración, desesperanza, ira, pérdida de la femineidad y disminución de la autoestima. (Kingsburg y Woodard 2015)
Estudio de Prevalencia de los Problemas Sexuales Femeninos Asociados con el Sufrimiento y los Determinantes de la Búsqueda de Tratamiento y el Estudio Internacional de la Mujer sobre Salud y Sexualidad. 31,000 mujeres de 18–102 años de edad en todos los Estados Unidos y fue congruente con la Encuesta Nacional de Salud y Vida Social al mostrar que la prevalencia de cualquier problema sexual era de 44.2%, del cual 22.8% experimentaba sufrimiento.
- 2% de disfunciones sexuales en las mujeres de 18 a 44 años,
- 6% (45– 64 años), y
- 1% (65 años y más)
Todas estas mujeres con disfunciones suelen acudir al ginecólogo o a su médico de Atención primaria no con la queja de “tengo menos deseo sexual que antes” o “no estoy satisfecha con mi vida sexual “, sino con algún síntoma del sistema genital o de otro sistema, pero referido a órganos que supuestamente utilizamos durante las actividades sexuales.
Desgraciadamente el médico solo va a tender la parte orgánica de su síntoma y no suele preguntar por la vida sexual de sus pacientes, con lo que, en la mayoría de las ocasiones, la mujer ve como a ella le cuesta contar su problema y ve que el médico no le pregunta por ello con lo que considera que será inoportuno o vergonzante si habla de tal problema. Cómo mucho el médico si le pregunta algo le dirá que eso es psicológico y la derivará a un psicólogo (inexistente) de la Seguridad Social quién en 5 minutos de consulta le dirá que tiene que relajarse y buscar más intimidad.
Por ello si va al ginecólogo o al urólogo pregunte por sus dificultades en las relaciones sexuales. No pase una vida de relaciones con una disfunción sexual y menos con un bajo deseo que solo le va a causar problemas con su pareja y con su vida íntima.
Si su profesional sanitario no le atiende con su problema acuda a un experto en Sexología.
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