En mi consulta piden cita muchos jóvenes preocupados porque creen padecer de disfunción eréctil y son bastantes los adultos que también acuden con este mismo problema. Afortunadamente, y aunque la publicidad nos quiere dar una idea de que esto es muy frecuente en el hombre, hemos de distinguir entre la enfermedad de disfunción eréctil, no tan frecuente y la situación muy corriente de que tras un fallo ocasional de una sola vez -gatillazo- aparezca un problema de pérdidas repetidas o dificultad para conseguir la erección.
A esta circunstancia se puede llegar por muy variados motivos, unas veces con alguna explicación y otras casi sin que la podamos justificar, veamos algunas de estas posibilidades:
Quizá la más típica es que una noche tras andar ligando tomando copas y tomando alguna droga, el chico pretenda mantener una relación deprisa y corriendo en el coche o en algún rincón incómodo y no consigue la erección. Aquí se reúnen varios motivos lógicos para perderla o no conseguirla:
El alcohol tiene fama de favorecedor de las relaciones sexuales. Esto es relativamente cierto, pero realmente solo sirve si se trata de una pequeña dosis. Una copa para ambos miembros de la pareja puede ayudar a
- desinhibirnos y eliminar ese corte de desnudarnos delante de alguien desconocido. Pero cuando nos tomamos varias copas, y hoy es muy habitual el exceso, el efecto que conseguimos es una vasoconstricción, es decir nuestras arterias se cierran y así se dificulta la erección que necesita de arterias elásticas y blandas.
- El tabaco en una noche de ligue, que se suele fumar más cantidad y deprisa también endurece esas arterias.
- Si para colmo se consume alguna droga estas también pueden dificultar unas veces por acción directa orgánica y muchas por efecto psicológico. Casi todas las drogas aceleran el pensamiento, de ahí lo “divertidas” que pueden resultar, el problema es que si el pensamiento que tengo es de miedo a fallar o a no saber montármelo o a “qué le está pasando a mi pene…” este pensamiento acelerado y distorsionado solo va a angustiarme mucho más y el fallo estará seguro.
En este sentido las drogas se han asociado por las leyendas urbanas a útiles para el sexo. Bueno, quizá a una persona mayor que está aburrido de una sexualidad repetitiva le “ayude” algo usar alguna sustancia esporádicamente. Pero esto no tiene nada que ver con el uso y abuso que la mayoría de la gente, sobretodo joven hace de muchas drogas en una sola noche. Los efectos directos orgánicos varían mucho de una droga a otra, de una persona a otra y de cómo una droga fabricada por un “camello” varía en dosis, sustancia usada y muchas veces la, aparentemente, misma droga no tiene nada que ver en su composición un día para otro.
Hoy día están muy de moda las bebidas energéticas, estas suelen poner algo más nervioso al que la consume, lo que añadido a la ansiedad de la relación suma una auténtica crisis de ansiedad.
Otro motivo en esta circunstancia que comentamos es la angustia con que la mayoría de los hombres vivimos la sexualidad, afortunadamente no todos pero si aquellos que su autoestima sexual está un poco en entredicho.
Esto que he comentado sobre los jóvenes también está ocurriendo hoy día entre muchos adultos, solteros “vividores de la noche”, separados en busca de nueva pareja, viudos, etc. Pero a estos se les puede añadir el hecho de que si la separación de su anterior pareja fue traumática o muy larga con vivencias dolorosas o desagradables, se genera una desconfianza hacia las nuevas mujeres que encuentran y generan verdaderas peleas inconscientes entre un quiero y no puedo que los deja sin erección rápidamente. No es lo mismo la “semiinconsciencia” juvenil de todo para delante que la de un adulto que se va volviendo analítico con el tiempo. La vida sexual no admite de demasiado análisis.
Me explico, la idea de “tengo que ser el mejor” nos mata a todos. Si alguien intenta imitar al “supermacho” de las pelis porno se lleva un enorme disgusto cuando comprueba que él no es capaz de aguantar ni unos minutos, que su pene no se aproxima ni por la mitad al del tipo y que la chica con la que estamos no grita de placer cuando solo introducimos nuestro “cetro”. Existe una idea muy distorsionada de la realidad de lo que es una relación sexual y casi todo el mundo pretende ser “machoman”.
Esta idea genera angustia y produce una situación de ansiedad importante. Y la ansiedad, sea motivada por lo que sea, tiende entre otros síntomas a disminuir el tamaño del pene, a esconderlo. Es lo que en Sexología llamamos la “ansiedad de ejecución”.
Si a esta circunstancia se le añade el factor “la chica”, es decir la otra parte en ese momento, podemos mejorar o empeorar la situación. Así es muy típico que si ella nos produce la idea de que es “muy mujer” y que va a ser difícil de contentar nos angustiemos más de la cuenta. Esto hoy día es muy frecuente pues se ha creado un lenguaje erótico muy directo en el que ella puede exagerar las demandas y el hombre sentirse amilanado. Otra circunstancia habitual es que si ella nota que a él le está costando ereccionar se dedique a hacer más cosas que le “ayuden” y estas maniobras lejos de excitarlo lo pueden de nuevo angustiar más aún. Cuantas veces he oído en consulta aquello de – mire usted que era una mujer cañón, estaba buenísima- como si el hecho de que una chica tenga un mejor tipo o uno más normal dé una diferencia en la erótica de ella. Muchos no se explican cómo estando “tan buena” no se les levantó. ¡que primarios nos volvemos a veces!
Muy típico entre jóvenes homosexuales es la comparación con el pene del otro y el sentimiento de culpa, vergüenza, etc que lo lleva a la misma situación contada antes.
Cuando estas circunstancias se dan una o todas a la vez no es raro que el hombre sufra un ataque de pánico o simplemente una crisis de ansiedad la siguiente vez que se proponga una relación, como ya va preocupado por el fallo de la vez anterior su angustia le va a hacer preocuparse en exceso y así es muy fácil que se repita la situación.
En Sexología llamamos a esto “el mecanismo del autoobservador” es decir que si yo me meto en la relación sexual mirándome el pene, o mi respuesta, lo único que voy a hacer es preocuparme y así el pene no erecciona, esto solo lo consigue la excitación, es muy difícil excitarse cuando acudimos a un examen.
Así la persona que tras varios episodios fallidos comienza a darle vueltas todo el día al problema, suele entrar en una dinámica de comprobación. Probar a ver si su pene funciona. Usa porno para “ver qué ocurre”, se toca cada vez que mira a una chica -para ver si me excita como antes-, se toma otra copa más a ver si así va mejor, se toma otra droga, o producto milagro, que le han dicho que va mejor para esos temas. O, muy moderno, se toma alguna de las pastillas que la farmacología ha incorporado al mercado. Y se olvida que lo más sensato es poner su problema en manos de un profesional, no del sexo sino de la Sexología. Pues esto es muy habitual, “como fallé con la chica del otro día voy a acudir a un prostíbulo que ellas son expertas”.
Al inicio del artículo he expuesto la situación más frecuente del famoso “gatillazo” pero realmente se producen otras muchas circunstancias, por ejemplo en adultos, el llevar por cualquier motivo bastante tiempo sin relaciones y de buenas a primeras aparece una mujer en nuestra vida, unas veces de nuestra edad y otras algo más joven, esta situación de ella más joven da al hombre la idea angustiosa de que está ante una «fiera» sexual que le demanda mucho. Normalmente cuando hablo con ellos juntos y les planteo esto ella comenta como en realidad jamás ha pedido nada o casi nada y todo es producto de las ideas preconcebidas que él tiene.
Nada más peligroso para nuestra excitación que las ideas preconcebidas sobre qué pide la otra persona.
En ocasiones es nuestro cuerpo el que nos impide mantener una erección o excitación estable. Así no es nada infrecuente que si estoy cansado, agotado, estresado o simplemente resfriado mi cuerpo no me siga en mis deseos y por mucho que mi pareja o yo quiera que aparezca una respuesta, la excitación nos va a costar más de lo estrictamente necesario. Hoy el estrés es muy frecuente, las hipotecas, el paro, los trabajos inestables, y para colmo la falta de información en materia de sexualidad nos deja en una situación bastante complicada.
Cuando alguna de estas circunstancias se den en tu vida y te encuentres con una disfunción erectiva, acude a un profesional cuanto antes, el tiempo en estos casos juega en tu contra. Cuantas más veces te expongas a la situación que te genera la ansiedad más se va a ir agravando.
No caigas en el error de intentar tratamientos por tu cuenta, las pastillas facilitadoras de la erección solo pueden hacerte entender, equivocadamente, que realmente tienes un problema orgánico y pasar a depender de ellas, necesitas muletas para caminar. Usadas por un profesional son una magnifica ayuda, pero siempre habrá que tratar la verdadera causa de la ansiedad y procurar una modificación de conducta, que es uno de los tratamientos más utilizados en Sexología.
La combinación: fármacos más tratamiento conductual resuelve prácticamente todos los casos y de una forma mucho más natural.
Si lo deseas puedes realizar el cuestionario que, para ayudarte a aclarar tu situación, he puesto en el blog. Haz clic aquí
a1gh dice
Antes de nada agradecerle su trabajo. Tengo 17 años, mentalmente me considero una persona fuerte y sin problemas de autoestima,el otro dia al encontrarme cn mi novia para hacerlo por primera vez tuve una ereccion, pero no duro lo suficiente, me puse el condon y cuando acabe ya se habia ido la ereccion, algun metodo para hacer que duren mas las erecciones? Puedo mantener el condon puesto y esperar hasta que se vuelva a producir la ereccion?
Pedro Villegas Suárez dice
Sobre la erección no tenemos control voluntario, y se mantiene solo mientras estás excitado, así que si te preocupas durante la relación la preocupación se angustiará y además dejarás de estar excitado con lo que lo normal es que el pene se afloje. No es mayor problema, solo lo será si tu te obsesionas con esa idea.