¿Cuál es el primer paso para resolver este miedo al sexo o a alguna de sus circunstancias?
Ser consciente y realista, si todos mis amigos han ido a otros países en avión y yo solo he viajado, poco y mal, en tren o en coche, es que algo me impide generar una fantasía de ir volando a esos países, a menos que no tengamos posibilidades económicas aunque si nos gustaría. Si soy realista y me lo pienso, puedo identificar que lo que me da miedo es la idea de montarme en el avión.
En nuestro tema de sexualidad, si uso dos métodos anticonceptivos, pastillas y condones, si además obligo a mi pareja a no eyacular dentro nunca, y si además estoy todo el tiempo que dura la relación vigilando el preservativo y luego me paso el mes angustiada esperando mi regla, es que estoy ante un posible mecanismo fóbico, que muy posiblemente termine en una disminución paulatina del deseo y de la excitación.
¿Qué medidas se pueden tomar para deshacerse de este miedo?
No esperar demasiado en buscar ayuda profesional cuanto más se tarda más se evita y la evitación aumenta la fobia o el miedo o el asco, así que tal y como se den cuenta de que les gustaría hacer o vivir algo y se percatan de que lo evitan deberían acudir.
Para tratar de entender repito el ejemplo de volar, si le tengo miedo al avión y una vez que voy a viajar al extranjero evito volar y por ello me quedo sin ese viaje soñado o le fastidio a alguien que quería viajar conmigo, esas presiones harán que para la próxima vez que se me presente la oportunidad de tener que enfrentarme a mi miedo sienta más ansiedad y por tanto perciba más miedo que la primera vez. De esta forma se entra en una espiral de cada vez más miedos hasta la total evitación.
Muchas personas en sus miedos sexuales intentan buscar ayuda externa pero no profesional y tratan de enfrentar con “valor” su miedo y no se les ocurre nada mejor que huir hacia delante, buscan acudir a prostíbulos o se casan para obligarse, o se autointroducen objetos en la vagina, etc… las más de las veces lo que hacen es empeorar el miedo o algo peor “asegurarse” de que efectivamente ellos o ellas tienen algo que los distinguen del resto de los mortales y se refugian en el retiro o la soledad o abandonan su vocación de formar familia, etc.
Así no es infrecuente en consulta recibir a hombres que llevan años sin mantener una relación con nadie, no solo sexual, pues la afectiva se les antoja que va a resultar un fracaso por su miedo. El último caso que he visto así llevaba, el hombre, 54 años de vida y sin pareja, pues de joven intentó estar con una prostituta a la que le llevaron los amigos y como aquella experiencia le resultó muy desagradable y no consiguió la erección, decidió no volver a esta con mujer alguna. Varias veces intentó salir con alguna chica, pero cuando la situación sexual se planteaba la evitaba terminando con la relación. Padeció de todo, se autocuestionaba su “hombría”, se decía de todo así mismo, cayó en beber y dejó de intentar salir con más nadie. Cuando vino a mi consulta acababa de conocer a una mujer viuda de la que estaba muy enamorado pues todo al inicio de la relación eran salidas y conversaciones afectivas, se caían muy bien, pero le resultaba del todo imposible responder sexualmente. Tras varias sesiones de terapia de modificación de conducta y ayudado con algún fármaco está feliz con su vida sexual y han decidido convivir juntos.
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