Artículo escrito por la Dra. Ana Belen Romero Fernandez
El orgasmo es la tercera fase de la respuesta sexual, y es una sensación transitoria de placer que se extiende desde la zona genital con la contracción de la musculatura pélvica, que lleva asociado una alteración de la conciencia, y cambios fisiológicos en todo el cuerpo y que es una vivencia personal en cada mujer, pudiendo ser provocado de forma directa de forma refleja por la estimulación erótica genital o no genital en muchos casos.
Hasta hace relativamente poco tiempo, al orgasmo femenino se le había dado poca o ninguna importancia, incluso dudando de su existencia. Tras la declaración de los derechos humanos y dentro de ellos de los derechos sexuales, este aspecto de la sexualidad femenina va ocupando el lugar que le corresponde.
En algunas ocasiones sucede la anorgasmia, ausencia o retraso, o infrecuencia en la consecución de un orgasmo, de forma repetitiva en ausencia de trastornos mentales no sexuales u otros derivados de una alteración de la relación normal de la mujer con la pareja, o factores estresantes o consumo de tóxicos.
El origen de la anorgasmia es multifactorial, pero solo en el 5% de los casos parece tener un origen orgánico, esto es, su origen está en alguna alteración a nivel de los órganos sexuales internos o externos, alteraciones neurológicas, endocrinológicas, enfermedades crónicas y drogas o tóxicos.
Las causas psicológicas de la anorgasmia son las que tienen más peso en el desarrollo de esta disfunción. En el caso de la mujer que ha sido educada en un ambiente restrictivo en el aspecto sexual ,en el cual se ha tachado de pecaminoso y sucio el deseo sexual , donde se ha destruido antes de que de gestara la erotización en la mujer, cuando se le inculcaba el miedo al hombre y el cuidado respecto al mismo, el preservar la honra personal y familiar evitando las relaciones sexuales previas al matrimonio, y por otra parte el tabú en la autoerotización, igualmente tachando la masturbación de pecaminoso y sucio , hacen que en la mujer se desarrolle en una fobia a todo lo erótico. Toda esta carga emocional, educacional, genera miedo y culpa en la mujer que no es capaz de abandonarse en un encuentro sexual y mucho menos con la masturbación, con lo cual el placer y el deseo no aparecen o son coartados.
La educación sexual inadecuada o muy restrictiva , una actitud negativa hacia la sexualidad derivada de lo anterior, o aumentado por experiencias sexuales no satisfactorias en el mejor de los casos y en otros menos afortunados incluso traumáticos, la baja autoestima, baja asertividad, poca intimidad y complicidad con la pareja en las relaciones intimas, y una alta expectativa en las relaciones sexuales y una excesiva genitalización de las relaciones favorecido por unos cánones de belleza marcadas por la sociedad actual , abocan a muchas mujeres a padecer anorgasmia.
No existe en la actualidad tratamiento farmacológico para la anorgasmia, pero si se puede trabajar con éxito el aspecto psicosomático y conductual, consiguiendo una buena respuesta con diferentes modelos terapéuticos, logrando que la mujer aprenda lo que es el orgasmo y experimente el placer y deseo sexual.
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